viernes, 26 de diciembre de 2008
Parecidos razonables
martes, 16 de diciembre de 2008
Lo que le falta a Quantum of Solace
B. Cada penique.
V. El tesoro le ofrece el dinero para la partida.
B. Vesper! Yo me hubiera vengado de mis padres.
V. Su jefe está bien relacionado. Esa cantidad revoloteando con tanta facilidad…
B. O con tanto estilo. ¿Se puede saber donde está?.
V. Diez millones transferidos a su cuenta en Montenegro, ampliables a cinco más si lo considera una inversión prudente. Habrá sopesado que si usted pierde nuestro gobierno habrá financiado directamente al periodismo.
V. Así que es todo cuestión de probabilidades. Me preocupaba que hubiera algo de azar.
B. Si se asume que el jugador con la mejor mano gana.
V. ¿Y eso es lo que se llama un farol?.
B. Conoce el término. Entonces sabrá que uno nunca juega con sus cartas, juega con el de enfrente.
V. ¿Y se le da bien calar a las personas?
B. Pues sí y por eso he podido detectar un trasfondo de sarcasmo en su voz.
V. Ahora sé que no tengo que sufrir por el dinero.
B. Usted no cree que sea un buen plan ¿verdad?.
V. Ah pero ¿hay un plan? Creía que arriesgábamos cientos de dólares y millones de vidas en un juego de azar. ¿Más conjeturas señor Bond?
B. ¿Sobre usted señorita? Que su belleza es un problema. Le preocupa que no la tomen en serio.
V. Como a cualquier mujer atractiva con algo de cerebro.
B. Cierto pero lo sobre compensa llevando ropa ligeramente masculina y siendo más agresiva que sus colegas féminas, lo que le da un aire un tanto irritable. Y paradójicamente hace menos probable que sus superiores masculinos la acepten y la asciendan ya que estos interpretan su inseguridad como una señal de arrogancia. Yo habría apostado por lo de hija única pero…al ignorar el comentario de lo de sus padres me inclino más por huérfana.
V. De acuerdo. Por el corte de su traje fue a Oxford o algo parecido y de hecho cree que los humanos visten así pero usted lo lleva con gran desdén, diría que no viene de una familia adinerada y que sus compañeros no dejaron de recordárselo o sea que fue a la universidad gracias a la caridad de un tercero de ahí ese resentimiento.
Y ya que lo primero que le sugerí fue lo de huérfana lo mismo diría de usted. ¡Lo es! Esto del póker me gusta y tiene muchísimo sentido. El MI 6 busca jóvenes inadaptados que les de igual sacrificar a otros con el fin de proteger a la reina y la país. Ya sabe…ex agentes de los servicios secretos de sonrisa fácil y relojes caros. ¿Rolex?
B. Omega.
V. Me gusta. Ahora que apenas le conozco no me atrevería a tildarle de cabrón insensible.
B. No, claro que no.
V. Pero no sería aventurado imaginar que para usted las mujeres son de usar y tirar y no un valioso compromiso. Así que por encantador que sea señor Bond, no le quitaré ojo al dinero del gobierno y sí a su escultural culo.
B. Se ha dado cuenta.
V. Hasta las contables tienen imaginación. ¿Qué tal el cordero?
B. Frito, lo compadezco.
B. Buenas noches señorita Lindt.
jueves, 11 de diciembre de 2008
¿Por qué el pollo cruzó la carretera?
> ACEBES Y ZAPLANA> El pollo cruzó la carretera para reunirse con los de ETA>
> JOSEMARI AZNAR> Mire usted, el pollo iba en misión humanitaria.
> MARIANO RAJOY> El pollo cruzó la carretera manipulado por el PSOE, para ir a manifestarse Frente al PP>
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Bibliotecarios
Que título tan insípido concede nuestra cultura a los honorables trabajadores que los egipcios y los sumerios de la antigüedad llamaban con diversos nombres, como hombres sabios de la biblioteca mágica, escribas de la doble casa de la vida, señoras de la casa de los libros y ordenadores del universo. El término bibliotecario parece invitar en la práctica a imaginar a un perdedor cargado de hombros, con los calcetines de pares distintos, los ojos cerrados en un guiño permanente causado por la lectura de demasiadas microfichas. Si por mí fuera, suprimiría por completo el término y volvería a la sabiduría lexicológica de los antiguos, que veían a los bibliotecarios no como débiles seleccionadores y archivadores sino como guardianes heroicos. En las culturas asiria, babilonia y egipcia por igual, los que circulaban entre las estanterías recibían un título orgulloso, incluso soldadesco: Guardián de los Libros.
Miles Harvey "La isla de los mapas perdidos"