miércoles, 3 de diciembre de 2008

Bibliotecarios



Que título tan insípido concede nuestra cultura a los honorables trabajadores que los egipcios y los sumerios de la antigüedad llamaban con diversos nombres, como hombres sabios de la biblioteca mágica, escribas de la doble casa de la vida, señoras de la casa de los libros y ordenadores del universo. El término bibliotecario parece invitar en la práctica a imaginar a un perdedor cargado de hombros, con los calcetines de pares distintos, los ojos cerrados en un guiño permanente causado por la lectura de demasiadas microfichas. Si por mí fuera, suprimiría por completo el término y volvería a la sabiduría lexicológica de los antiguos, que veían a los bibliotecarios no como débiles seleccionadores y archivadores sino como guardianes heroicos. En las culturas asiria, babilonia y egipcia por igual, los que circulaban entre las estanterías recibían un título orgulloso, incluso soldadesco: Guardián de los Libros.

Miles Harvey "La isla de los mapas perdidos"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues qué razón tienes, lo que ocurre es que las personas también han (o hemos...) cambiado. Los bibliotecarios de antes no son los de ahora, ahora son simplemente personas que han aprobado una oposición memorizando leyes y teoría bibliotecaria de sistemas de catalogación con la misma pasión por los libros que John Travolta en Grease...

En la biblioteca en la que suelo estudiar algunas bibliotecarias ni respetan el silencio y puedo apostar duro a que no comprenden el valor de lo que custodian. Simplemente desempeñan un trabajo tranquilo, cómodo, estable y con buen horario. Nada más.

Otro oficio en vías de extinción.

Cristian M. Piazza dijo...

Hola,

Te vi pasar por mi café. Gracias. Buen texto, es posible que escriba algo al respecto y te "rebloguee". Si puedes lee "Library at night" de Alberto Manguel e "Historia de la lectura" de él mismo.

Saludos